Benjamin Franklin: «Un centavo ahorrado es un centavo ganado».
Lawrence de Arabia: «Por ahorrar dinero, la gente está dispuesta a pagar cualquier precio».
Woody Allen: «El dinero no da la felicidad, ciertamente; pero tampoco es un serio obstáculo».
Pablo Picasso: «Me gustaría vivir como un hombre pobre con mucho dinero».
Will Rogers: «Demasiadas personas gastan dinero que no han ganado para comprar cosas que no quieren, para impresionar a las personas que no les agradan».
El Banco de Pagos Internacionales (BIS) es una institución financiera internacional controlada por bancos centrales, cuya meta principal es fomentar la cooperación monetaria y financiera global y servir como “banco de los bancos centrales”. Desde 2019 opera el BIS Innovation Hub, creado para coordinar proyectos de innovación financiera entre bancos centrales. Descubrí de su existencia oyendo a algunos influencers que publican regularmente sobre criptoactivos como Francisco Ochoa de Olza Amat.
En el marco de este Hub, el BIS ha impulsado una docena de experimentos prácticos con CBDC (retail y mayorista), tanto nacionales como transfronterizas. Estos proyectos sirven como laboratorios para estudiar modelos tecnológicos (DLT, API, SmartContracts) y sus implicaciones en gobernanza, privacidad y políticas públicas.
En sus informes, el BIS destaca que las CBDC pueden aportar liquidez, seguridad y eficiencia de la moneda de banco central al mundo digital. No nos han preguntado, no nos han escuchado, van a hacerlo y ya está.
El BIS actúa como plataforma de coordinación y “laboratorio” global donde bancos centrales exploran conjuntamente cómo serían posibles sistemas monetarios digitales con dinero de banco central 100% electrónico. Proyectos principales auspiciados por el BIS en Europa Entre las iniciativas coordinadas por el BIS Innovation Hub destacan varios proyectos en Europa y asociados: Proyecto Jura (Francia–Suiza): Dirigido por el BIS, Banque de France (BdF) y el Banco Nacional Suizo (SNB), explora la liquidación transfronteriza usando CBDC mayoristas de euro y franco suizo sobre una plataforma DLT común operada por un tercero. En Jura se emitieron tokenizados euros franceses (papel comercial) y se efectuaron transacciones FX entre bancos comerciales de ambos países, liquidando simultáneamente con mecanismos pago contra pago (PvP) y entrega contra pago (DvP). Según el BdF, “Jura demuestra cómo una CBDC mayorista puede optimizar los pagos transfronterizos y multimoneda”, y el jefe del BIS Innovation Hub afirmó que una CBDC bien diseñada puede ser un activo de liquidación seguro y neutral para las finanzas internacionales. El SNB, por su parte, destacó el uso de DLT para “pagos transfronterizos a prueba de futuro”. Jura confirmó la viabilidad técnica de usar dinero digital de banco central para liquidar transacciones internacionales en tiempo real y sin contrapartes bancarias intermedias.
Proyecto Mariana (Francia, Suiza, Singapur): Con BdF, SNB y la Autoridad Monetaria de Singapur (MAS), este experimento probó una bolsa de mercado automatizada (AMM) para cambio de divisas usando CBDC mayoristas tokenizadas (euro, franco suizo, dólar de Singapur). En Mariana, cada moneda se emitió en su plataforma nacional DLT (basada en Ethereum privado) y luego se comerciaron mediante un smart contract AMM en una cadena pública. El BIS resumió que “Mariana demuestra la factibilidad técnica de usar AMM para el comercio y liquidación transfronteriza de CBDC en CHF, EUR y SGD”. En la práctica, los bancos vendían y compraban monedas a través del AMM, obteniendo liquidez inmediata en divisas alternativas. El proyecto probó también la idea de pools de liquidez “de origen descentralizado” (ideas DeFi) y destacó que, aunque operó con valores hipotéticos, plantea un nuevo mercado interbancario de FX respaldado por dinero central digital.
Proyecto Rosalind (BIS Londres – Banco de Inglaterra): Este experimento se centra en la CBDC al por menor (retail). Colaboran el BIS (centro de Londres) y el Bank of England. Rosalind investiga cómo diseñar una capa de APIs que conecte la infraestructura de un banco central con proveedores de servicios de pago privados, bajo un modelo de dos niveles (central + intermediarios). El proyecto construyó un prototipo con 33 puntos de API en 6 categorías funcionales, probándolo en más de 30 casos de uso distintos. Su objetivo era demostrar que con APIs estándar bien diseñadas se puede facilitar el pago en CBDC al por menor y abrir espacio a la innovación privada. El informe concluyó que la API “bien diseñada” puede facilitar pagos minoristas en CBDC y apoyar numerosos casos de uso diversos. También se resaltó que la capa API debe integrarse con el modelo de privacidad del CBDC (incluyendo pagos offline). En la práctica, Rosalind permite experimentar interfaces programables para pagos electrónicos con dinero central digital, manteniendo la custodia y control final en manos del banco central y los bancos comerciales.
Proyecto Icebreaker (BIS Nordic Centre – Suecia, Noruega, Israel): Enfocado en CBDC minorista transfronteriza, participan el Riksbank (Suecia), Norges Bank (Noruega), Banco de Israel y el BIS Centro Nórdico. Icebreaker propuso un diseño “hub-and-spoke” para enlazar sistemas nacionales de CBDC minorista de forma escalable. Cada pago transfronterizo se divide en dos pagos domésticos: un participante adquiere la moneda local en un sistema y vende la otra en el otro sistema, usando contratos coordinados pago contra pago con Hash Time-Locked Contracts (HTLC). De este modo, cada moneda permanece en su sistema original, eliminando el riesgo de contraparte. Múltiples proveedores de FX ofrecen cotizaciones; el hub central elige automáticamente la tasa más baja para el usuario, estimulando competencia y uso de monedas puente si hace falta. En la práctica se logró liquidar transacciones en segundos mediante pagos simultáneos coordinados, reduciendo drásticamente riesgos de liquidación. BIS destaca que el modelo exige muy pocos requisitos técnicos para conectar sistemas dispares, permitiendo que los bancos centrales mantengan plena autonomía en su diseño interno. Tanto las pruebas de campo como declaraciones oficiales resaltan que Icebreaker facilita pagos minoristas internacionales rápidos y seguros, respetando la soberanía de cada sistema. Aspectos técnicos de los proyectos Estos experimentos comparten varios elementos tecnológicos clave: Arquitectura (token vs cuenta):
La mayoría de los proyectos BIS se implementaron en modelos basados en tokens digitales sobre DLT. Jura y Mariana emiten CBDC mayoristas tokenizados y activos financieros en un libro distribuido. El modelo de Rosalind, en cambio, es de dos niveles (central y comercial) con una capa API uniforme, asemejando cuentas administradas por los bancos. La UE todavía no ha definido su arquitectura final: mientras algunos expertos (EDPB) recomiendan un sistema peer-to-peer (token) para maxímizar la privacidad, la propuesta europea enfatiza un modelo con intermediarios y validación de transacciones (vía KYC/AML). Interoperabilidad y liquidación: Todos los proyectos buscan que sistemas heterogéneos cooperen. Jura usó una plataforma única DLT para procesar PvP y DvP inmediatos. Icebreaker emplea un hub central de mensajes que orquesta pagos simultáneos domésticos, reduciendo conexiones directas. Mariana conectó dominos domésticos via un AMM público, resolviendo automáticamente intercambios FX. Rosalind probó APIs neutrales de plataforma para permitir que diferentes diseños de ledger cooperen. En común, se lograron liquidaciones instantáneas o casi (segundos) con transacciones finales garantizadas (tanto DvP como PvP). Por ejemplo, Icebreaker completó pagos internacionales en segundos gracias a pagos PvP coordinados. BIS remarca que estos diseños reducen los riesgos de contraparte al mantener cada moneda en su sistema original y liquidar simultáneamente.
Privacidad: En teoría, muchas CBDC se diseñan para proteger datos del usuario. El BCE promete «niveles de privacidad similares al efectivo» en pagos offline. Oficialmente se afirma que en transacciones sin conexión solo conocen el pagador y receptor, y que “ni siquiera el Eurosistema” podría vincular pagos online directamente a identidades.
En la práctica los diseños probados por los bancos centrales incorporan proveedores de pago que cumplen KYC/AML, lo que implica recolección de datos personales de extremo a extremo. Por ello el Comité Europeo de Protección de Datos (CEPD/EDPB) advierte que validar todas las operaciones a través de terceros permitiría acceder a datos personales sensibles y podría vulnerar derechos fundamentales. Incluso propuso umbrales de valor bajo los cuales no habría seguimiento de pagos. En los prototipos (p.ej. Rosalind) se estudió la privacidad de las APIs, pero surge el dilema tecnológico: un diseño token-p2p (offline puro) preserva anonimato, mientras que un modelo cuenta-centralizada sacrifica privacidad por control. Los proyectos del BIS han experimentado pagos offline simulados mediante chips seguros, pero no hay una solución fácil: introducir mayor privacidad (p.ej. ZK-proofs) a menudo colisiona con la necesidad de rastreo anti-fraude, como se vio en Brasil (DREX) donde se abandonaron técnicas que limitaban la capacidad de rastreo.
Escalabilidad: Los experimentos buscan modelos que escalen a múltiples jurisdicciones. El enfoque hub-and-spoke de Icebreaker minimiza el número de conexiones requeridas para interconectar nuevos sistemas. BIS señala que su modelo impuesto exige muy pocos requisitos técnicos en cada CBDC local, lo que facilita la integración de sistemas heterogéneos. Mariana utilizó un blockchain público para probar cómo un mercado FX automatizado podría manejar liquidez global, sugiriendo que soluciones DeFi pueden extenderse a escala. En general, los proyectos enfatizan que la clave para escalar es estandarizar las interfaces (APIs) y protocolos PvP/DvP: por ejemplo, Rosalind prototipó 33 funciones de API estándar, y el hub de Icebreaker sólo procesa cotizaciones de FX, dejando la liquidación al propio sistema local. Según el BIS, este enfoque promueve la interoperabilidad y la simplicidad, facilitando que cada banco central pueda diseñar internamente su CBDC casi sin cambios y aun así participar en un sistema internacional.
Enfoque político-económico de la UE y el euro digital: La Unión Europea ha adoptado un discurso oficial que combina soberanía monetaria con protección al consumidor. En declaraciones institucionales se afirma que el euro digital fortalecerá la “autonomía estratégica abierta” de Europa y garantizará que los ciudadanos sigan teniendo acceso al dinero soberano en la era digital. Se enfatiza que el euro digital complementaría al efectivo, no lo reemplazaría (ya veremos), y que ofrecería pagos inmediatos y universales en cualquier país de la eurozona. Entre las motivaciones declaradas de Bruselas están: ofrecer una alternativa europea a los sistemas extranjeros de pagos (p.ej. Visa/MasterCard o monedas digitales no europeas), fomentar la innovación en la economía digital europea y preservar la relevancia del euro frente al auge de criptomonedas y CBDC de potencias extranjeras. La regulación MiCA, incide precisamente en limitar el uso por parte de los ciudadanos de las Stablecoins de EEUU como sUSD, CIRCLE o USDT. No obstante, todavía sin calendario definitivo, el euro digital avanza en su fase preparatoria. El BCE inició en 2021 la fase de investigación y en 2023 entró en fase de preparación tras tres informes internos. La Comisión Europea presentó en junio de 2023 una propuesta de ley para establecer el marco regulatorio del euro digital. De acuerdo con esta propuesta (de carácter “complementario”), el euro digital sería emitido solo por el BCE y distribuido vía proveedores de servicios de pago regulados, con límites al montante mínimo y máximos de saldo por usuario. Oficialmente, se prohíbe que el euro digital recopile datos personales identificativos y se garantiza la coexistencia del efectivo.
Controversia: Se argumenta que el diseño técnico propuesto favorece el control estatal y la trazabilidad de los pagos. Aunque el BCE jura que offline el usuario disfrutaría privacidad equivalente a efectivo, en la modalidad online las transacciones pasarían por intermediarios que validan la identidad del usuario (por cumplimiento AML/CFT). El Comité Europeo de Protección de Datos (EDPB) advirtió que este esquema permitiría a entidades financieras y agencias acceder sistemáticamente a los datos transaccionales. El EDPB incluso recomienda diseñar límites (“umbrales de privacidad”) para proteger micropagos, y aboga por un modelo peer-to-peer (token) en lugar de cuentas tradicionales. La Comisión y el BCE insisten en que la mayor transparencia frenará el fraude fiscal y el lavado, y presentan al usuario como beneficiado: según declaraciones oficiales, “ni los bancos ni siquiera el BCE podrían ver ni rastrear los datos personales de los pagos”, garantizando que el digital euro es un “bien público” sin fines comerciales.
Los riesgos del Sistema implícitos:
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Mantener registros de pagos (como en cualquier sistema digital) arroja al Estado un enorme poder de vigilancia financiera.
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La infraestructura centralizada propuesta crearía “un registro central de todas las transacciones, implicando mayor control sobre la información financiera de los usuarios e incluso censura”
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El discurso oficial habla de soberanía y privacidad, las decisiones regulatorias e institucionales (intermediarios obligatorios, límites de uso, APIs estándar) indican que se prioriza la trazabilidad y el cumplimiento normativo sobre la anonimidad y libertad financiera.
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La legislación en preparación prohíbe la programabilidad del euro digital y exige el no recolectar datos personales identificables, pero deja abierta la pregunta de cómo evitar técnicamente el perfilado de los usuarios.
Comparación con otros modelos internacionales de CBDC
China (e-CNY): El renminbi digital es totalmente controlado por el PBOC. Diseñado como “M0” (equivalente digital al efectivo), solo requiere un número de teléfono para crear un monedero. Según análisis, el e-CNY ofrece “mayor anonimato y mejor protección de la información personal” que otros pagos digitales, pero al mismo tiempo registra transacciones para rastrear delitos. China aplica un principio de “anonimato controlable”: los pagos menores offline son quasi-anónimos, pero en línea el Estado puede vincular identidades con gastos. La prioridad allí es la vigilancia total (uso para crédito social, imposición fiscal, control financiero), bajo el pretexto de combatir ilícitos.
Estados Unidos (FedNow y stablecoins): Por el contrario, las autoridades estadounidenses han rechazado por ahora un CBDC de consumo. El presidente Biden firmó un decreto a favor de stablecoins dolarizadas privadas y de un sistema de pagos rápidos (FedNow), pero señaló que un CBDC “crearía riesgos” y necesitaría aprobación del Congreso. El presidente de la Fed, Jerome Powell, enfatiza la necesidad de marcos legales para stablecoins y afirma “no emitiré un CBDC mientras yo esté”. Las leyes que dan claridad regulatoria a los Stablecoins están en el Congreso en el momento de escribir este artículo. En EEUU se da prioridad a la innovación privada de stablecoins reguladas y a mejorar la infraestructura de pagos, mientras se retrasa cualquier CBDC. Esto refleja una visión más liberal: se confía en el sector privado para innovar pagos, manteniendo competitivo el dólar sin crear un registro central gubernamental de transacciones.
Brasil (Real Digital – “DREX”): El Banco Central de Brasil lanzó un piloto (DREX) basado en una blockchain privada (Hyperledger Besu) controlada por el Estado. Oficialmente prometieron que no habría rastreo ni impuestos nuevos. Sin embargo, investigaciones periodísticas evidenciaron que todas las transacciones pueden ser vistas en tiempo real por el banco central (pues éste gestiona todos los nodos validadores). Se intentaron métodos de privacidad (pruebas de cero conocimiento), pero fueron abandonados al impedir la supervisión. De hecho, el gobierno está desarrollando herramientas para deducir impuestos automáticamente de pagos en DREX/Pix, facilitando la persecución fiscal. El caso brasileño ilustra la priorización política de control y recaudación sobre las promesas de privacidad: el sistema está diseñado desde el inicio para vigilancia total. En resumen, comparado con estos ejemplos, el enfoque europeo mezcla retórica de privacidad con controles rígidos.
Mientras China y Brasil no ocultan su intención de vigilancia, y EE. UU. delega en el sector privado, la UE busca posicionarse como “garante” de una CBDC pública con privacidad relativa. No obstante, como muestran los experimentos mundiales, todas las CBDC ofrecen más trazabilidad que el efectivo. El e-CNY chino simboliza el control estatal, el enfoque estadounidense empodera cripto/estables privadas, y el brasileño apunta a la fiscalización. El digital euro, en la práctica, parece alinearse más con China/Brasil en el objetivo de control estadístico, a pesar de la retórica del BCE.
Crítica al enfoque de la UE
El proyecto europeo del euro digital tiende a priorizar el control estatal y la vigilancia financiera por encima de derechos fundamentales como la privacidad y la libertad financiera. Aunque se promete que el usuario «tendrá nivel de privacidad similar al efectivo» en pagos offline, en el diseño actual cada monedero estaría vinculado a una identidad verificada (bancos o PSPs) y todas las transacciones quedarían registradas, creando un historial potencialmente accesible para autoridades. Es paradójico que el mismo BCE haya planteado que el sistema no recopilará datos personales identificativos, cuando las reglas de AML/CFT obligan justamente a recolectar nombre, monto y concepto de muchas transferencias. En la práctica, expertos alertan que el Eurodigital podría convertirse en una «herramienta orwelliana» para controlar el gasto ciudadano. El Comité Europeo de Protección de Datos enfatizó que, para ganarse la confianza pública, el euro digital debería diseñarse lo más parecido posible al dinero en efectivo.
Bajo las propuestas vigentes se eliminan funcionalidades clave de privacidad y se elimina cualquier anonimato sistémico. De hecho, se prohíbe programar condiciones de pago (un incentivo tecnológico) y se limita severamente el uso de terceros emisores de moneda (stablecoins) en la UE, concentrando el poder en los bancos centrales y la Banca tradicional. La descentralización –pilar de las criptomonedas– eso ya quizás mañana. Las opciones de salvaguarda de la privacidad quedarán severamente disminuídas en este sistema: la implementación de APIs estandarizadas y la exigencia de datos por parte de bancos socava la confidencialidad de las transacciones electrónicas. El encuentro de soberanía monetaria con “privacidad” en el papel, es engañoso. La UE se jacta de proteger datos, pero simultáneamente construye una infraestructura donde podría monitorizar cada transferencia. El caso de Brasil (DREX) y los estudios del BIS muestran que cualquier CBDC con registro digital facilita la vigilancia, y el euro digital no es la excepción. La autonomía estratégica europea se logra a costa de entregar mayor información financiera al Estado.
Las decisiones regulatorias y técnicas europeas dan ventaja al control gubernamental (favoreciendo transparencia fiscal y lucha anti-fraude) al precio de erosión de la intimidad del usuario y de la libre competencia de monedas privadas.
De cara al futuro se vislumbran varios escenarios: CBDC obligatorio o complementario: Oficialmente, la UE repite que el euro digital será complementario al efectivo. El ritmo creciente de digitalización de pagos y la presión por innovar podrían llevar a desincentivar el uso de billetes (o la limitación de importes de efectivo). Si la red CBDC se integra ampliamente, existe el riesgo de que el efectivo quede marginado de facto, aunque aún no está prevista su eliminación. Coexistencia con efectivo y stablecoins: En teoría seguirán circulando todas las formas de pago actuales (efectivo, tarjetas, pasarelas privadas). El euro digital coexistiría con el efectivo, ya veremos por cuanto tiempo.
La legislación europea (MiCA) sitúa límites estrictos a las stablecoins privadas y exige homologación bancaria para emisores, con lo cual el monopolio del dinero digital queda reservado al sector público, impidiendo que los ciudadanos y empresas europeas puedan acceder a comprar o adquirir Stablecoins norteamericanas remuneradas. Los stablecoins globales sean prohibidos o marginados en la UE, dejando menos opciones a los usuarios. El ciudadano medio podría usar stablecoins extranjeros de forma marginal o «sobrecumplir» con el marco legal europeo, pero enfrentará barreras regulatorias mayores que en EE.UU.
Opciones ciudadanas para defender la privacidad: Ante las limitaciones del sistema oficial, los usuarios dispondrán de algunos recursos para preservar su privacidad: continuar usando efectivo tanto como puedan, y para pagos digitales confiar en aplicaciones de mensajería cifrada o en criptomonedas descentralizadas (Bitcoin Cash, Monero, etc.) para almacenar valor de forma privada. Otra estrategia sería exigir a la UE que implemente recomendaciones de privacidad (por ejemplo, los umbrales sugeridos por el EDPB). La sociedad civil debe presionar para asegurar que, en la fase de diseño, el CBDC incorpore verdaderos mecanismos de anonimato selectivo y que los proveedores privados respeten las normas de protección de datos. Las decisiones regulatorias y tecnológicas que adopte la UE en los próximos años definirán si el euro digital resulta ser una herramienta de innovación ciudadana –como proclaman sus defensores– o un instrumento de mayor vigilancia y control público, como advertimos los detractores. Si el caso es el segundo, será más apropiado hacer las maletas y buscar jurisdicciones que sean más respetuosas con los derechos fundamentales del ciudadano.
En el futuro, la privacidad financiera, marcará el grado de libertad de los ciudadanos. Imaginemos un mundo donde los díscolos, los críticos o los que se oponen a las políticas liberticidas son «desconectados» del sistema del dinero. O símplemente, políticas de comunicación o de libertad de expresión que permiten «requisar» o «multar» a los ciudadanos sin control judicial. Volveríamos a las leyes de Nuremberg, donde una parte de la población sería considerada «prescindible». Por mi parte, seguiré luchando porque tanto mi familia como yo, tengamos mecanismos a nuestra disposición para eludir el control del BCE. Donde el dinero se hace desconfiable, aparece el trueque.